No pongo en duda las buenas itenciones de ciertas escuelas, pero bien nos cabría dejar de mentirnos a nosotros mismos y aceptar que, como decía el buen pelonchitas Focault, vivimos (aún) en una sociedad escindida; el miedo a lo diferente nos motiva a cometer idioteces (son idioteces en tanto acciones fundamentadas en la ignorancia (sic) y en prejuicios). Asi, el manicomio, la cárcel, el asilo, la escuela ( más aún la escuela de educacion especial), son espacios de encierro en donde podemos depositar aquello que por su diversidad y notable diferencia respecto a lo que consideramos como norma (sí, normal) no tiene cabida en el espacio social...
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